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Imagen de fúbtol sala

España dio su mejor versión para destrozar a Italia en la final

España no cayó en la trampa de encerrarse y mantuvo la línea de presión adelantada para tener alejado el ataque italiano de su portería

Los de José Venancio hicieron un partido perfecto. Principalmente porque empezaron muy bien y acabaron perfectos. Inconmensurables. España golpeó en ataque, en movilidad, en anticipación, en llegada, aunque Italia no era ni coja ni muda ni manca. 

El partido era un calco a cualquiera de la Liga española, porque estaban Kike, Bácaro y Álvaro, de ElPozo; o Andreu, Bertoni o Daniel, de Interviú; o Ortiz, Dé y Eseverri, del MRA; o Saad, Borja y Seco, del Móstoles, o…

                                                               


Un partido para los mejores

Un encuentro para gente de máximo nivel, que sabe competir con las pulsaciones más altas y de las que saben aprovecharse de cualquier resquicio para romper un partido. España apareció con ganas en el encuentro. Muy metida en el partido tanto con como sin balón. 

Unos primeros minutos de tanteo en los que España miró a los ojos a su rival para señalarse los hombros y recordarle que los galones los llevaba ella. Y la vigente campeona empezó a tirar diagonales, paralelas, a anticiparse en defensa a unos italobrasileños y a llevar el mando del partido.

España empezó a avisar con rápidas internadas por ambas bandas, especialmente por la izquierda y a los 8’ apareció Álvaro, enorme su partido, por esa banda, para marcar la pausa ante la salida de Feller y buscar un centro-chut al segundo palo y a media altura que Marcelo solo tuvo que empujar.

Un gol que asentaba aún más la mentalidad de los españoles y que ponía a prueba a una Italia que nunca había ido por detrás en el marcador durante todo el campeonato. 

Los de Nuccorini dieron un paso adelante y consiguieron encerrar a España pero solo en los últimos minutos de este tiempo, en los que hizo trabajar de lo lindo a Luis Amado, que una vez más se mostró inconmensurable.


España nunca se desenchufó

España salió de nuevo enchufada en la segunda parte. Se movía y movía la pelota con fluidez; se anticipaba al intento de construcción italiano y, muy pronto, conseguía el 2-0 en otra buena acción de ataque en la que apareció Álvaro, cuyo disparo lo rechazó Feller que fue a los pies de Daniel para buscar el hueco por donde introducir la pelota.

Italia tenía ante sí un reto muy grande. Una montaña que resultó demasiado alta para su capacidad, porque España no cayó en la trampa de encerrarse y mantuvo la línea de presión adelantada para tener alejado el ataque italiano de su portería. Y lo conseguía y cuando no estaba Luis Amado, pero nunca en disparos desde cerca.

Y cuando más empeño ponía Italia en la tarea de acortar distancia, un robo de balón en defensa de Kike, con un pase al hueco a Marcelo por el pasillo de la banda izquierda, aparición de este que tal como tocaba la pelota la mandaba al otro lado donde Javi Rodríguez más sólo que la una marcaba casi a placer el 3 - 0. Jolgorio definitivo. Era el gol de la confirmación y eso que quedaban 14 minutos de partido.

Italia se tuvo que ir hacia adelante, no le quedaba otra, y Feller empezó a ser el quinto hombre de campo para crear superioridad en ataque. 

España defendió mal los ataques italianos en superioridad, un 2 - 2 que dejaba un hueco demasiado grande a los disparos-punterazos del meta italobrasileño. Y así fue, en el tercer intento del portero y desde unos 16 metros tiró y marcó ayudado por un extraño del balón que despistó a Luis Amado.

Con el 1 - 3 llegaban unos minutos de incertidumbre. Feller siguió atacando pero España se defendió con un rombo que no permitía ninguna alegría al portero de Italia. Nuccorini ya tiró de Nando Grana como portero delantero, pero España ya basculaba con armonía en defensa. 

Y las ocasiones eran más claras para los de José Venancio que para los de Nuccorini. España fue hasta benévola con su rival, a la que pudo acribillar a ‘balazos’ por poco que se lo hubiera propuesto. 

Pero lo que importaba era conservar la diferencia de Italia, que cada vez se ponía más pálida por las ocasiones que España iba perdonando, acabó admitiendo que el título se le había escapado por mérito de su rival.

España levantó el nuevo diseño de trofeo creado por la UEFA al cielo de Oporto en el debut de José Venancio López como seleccionador nacional.